MANEJO DE CABALLOS SALVAJES: UN MÉTODO PARA EVALUARLO

Temple Grandin
Departamento de Ciencia Animal
Colorado State University
Fort Collins, Colorado 80523-1171

Publicado en Western Horseman, abril de 2001, pp. 180-86

Traducción del Dr. Marcos Giménez-Zapiola


Recientemente, mi asistente Mark Deesing y yo tuvimos la oportunidad de observar la juntada y el manejo de potros salvajes en dos establecimientos de la Oficina de Administración de Tierras (Bureau of Land Management, BLM), ubicados en Rock Springs, Wyoming, y Meeker, Colorado.

La recogida

Los animales fueron recogidos con gran habilidad desde un helicóptero. Un piloto experimentado aplicaba el principio de presionar y aflojar la presión, trabajando sobre el borde de la zona de fuga del grupo de caballos. La zona de fuga es el perímetro de seguridad del caballo salvaje. Cuando una persona a pie, un jinete o un vehículo ingresan en la zona de fuga, los caballos se alejarán. Cuando alguien está ubicado afuera de la zona de fuga, los caballos se darán vuelta y lo mirarán, pero tratando de mantener una distancia segura.

El tamaño de la zona de fuga está determinado tanto por la experiencia previa del animal como por su composición genética. Los caballos salvajes que han sido acostumbrados a la presencia tranquila de gente tienen una zona de fuga menor. Los caballos que tienen una composición genética huidiza y excitable poseen una zona de fuga más grande. Los caballos salvajes, al igual que el ganado vacuno salvaje, pueden ser movidos en calma si la persona entra y sale alternativamente de la zona de fuga. Este es el principio de presionar y aflojar la presión. La presión continua sobre la zona de fuga puede hacer que los animales entren en pánico.

El piloto del helicóptero usaba el principio de presionar y aflojar la presión. Si los caballos comenzaban a correr, él retrocedía y volaba alejándose. El único caso en que se acercaba mucho a los caballos era cuando éstos iban en una dirección equivocada.

Durante la recogida, se les daba a los animales tiempo para permitir que los potrillos y las potrancas se juntaran con el resto de la manada. El equipo ponía mucho cuidado en asegurarse que las madres no quedaran separadas de sus crías. La recogida se hacía en otoño, cuando los potros tenían edad suficiente como para seguir al resto con facilidad. Los caballos salvajes se pueden juntar con mucha facilidad en aquellos campos donde la recogida es poco frecuente. En el campo que observamos, no habían sido recogidos en los últimos diez años. En los campos donde las recogidas son más frecuentes, los caballos tienden a escaparse del helicóptero.

En Wyoming, los caballos fueron llevados al corral al trote o al galope corto, nunca al galope tendido. Se cubrieron las dos cercas que conducían al corral con arpilleras de yute. Una vez que los caballos salvajes se acercaron, se soltó un caballo manso, entrenado para hacerlos entrar al corral. En general, quedamos muy impresionados por la calidad de los métodos utilizados para juntar a los caballos en los corrales.

La recogida con helicópteros es casi la única forma de capturar a estos caballos salvajes en los campos del norte, que están cubiertos de nieve durante todo el invierno. En campos más sureños, que no tienen nieve todo el invierno, hay que explorar la alternativa de recogerlos atrayéndolos a los corrales mediante el agua y el forraje. Durante varias semanas, se permitiría a los caballos abastecerse de agua y alimento en los corrales. Luego, un día se podría cerrar la puerta por control remoto. Esto funcionaría solamente en los meses de invierno, cuando el pastizal es escaso. En los campos del sur, este método tiene posibilidades de reducir el estrés.

Los factores genéticos

La genética de los caballos salvajes es variada. Los caballos de Wyoming son grandes, de hueso grande, y pueden tener un temperamento más tranquilo que los caballos del sur. Estos son más pequeños, esbeltos y de hueso fino. Animales de este tipo, si además tienen un remolino en el pelo por encima de los ojos, suelen ser genéticamente más nerviosos. Un caballo salvaje huidizo y nervioso es más susceptible de quedar traumatizado por los métodos rudos de manejo.

El contacto humano

En el establecimiento de Meeker, Colorado, el manejo de los caballos durante su subasta en adopción fue excelente. Las encargadas de este establecimiento, Melissa Kindall y Valeria Dobrich, habían trabajado con voluntarios locales para acostumbrar a los caballos salvajes a la compañía de la gente. Para ello, los empleados del BLM y los voluntarios caminaron por los corrales donde estaban los caballos en los días previos al remate. Las personas permanecían en los corrales y dejaban que los caballos se acercaran a ellas. De esta forma, enseñaban a los caballos que las personas de a pie no son una amenaza. Esto les requirió cinco a siete días de trabajo.

Mediante una subasta silenciosa, en la cual los caballos no eran pasados por una pista de ventas, se evitó un manejo estresante. El único procedimiento estresante fue ponerles el cabestro antes de entregarlos al comprador. Tanto Mark como yo concordamos en que ponerles un cabestro puede ser algo malo para los potros salvajes. Al tener un cabestro, el nuevo dueño puede sentirse tentado a atar al caballo en vez de amansarlo más gradualmente. Una forma mejor es dedicar mucho tiempo a permanecer quieto dentro del corral y permitirle al caballo acercarse a uno.

Un caballo salvaje que es muy brioso y nervioso puede sufrir un fuerte trauma y quedar arruinado por un tratamiento rudo. Una persona comentó que lo único que se puede hacer con estos caballos salvajes es montarlos; manejarlos desde abajo y llevarlos del cabestro puede ser difícil porque ya han tenido demasiadas experiencias malas con la gente de a pie. Los equinos tienen recuerdos muy específicos, y un caballo distingue entre una persona que está parada en el piso y otra que está montada en su lomo. Un potro que ha sido maneado y que luego ha sido tratado con rudeza aprenderá que la gente de a pie puede hacer cosas temibles. A muchos les cuesta entender que la memoria del caballo es tan precisa y que para él no es lo mismo una persona de a pie y una persona montada en su lomo.

Siendo una persona que padece de autismo, yo puedo entenderlo. Mis recuerdos, así como los recuerdos de los caballos, son como fotos archivadas en una computadora, como imágenes o videos. Las imágenes almacenadas en la memoria son muy distintas si se trata de alguien que está parado en el piso o de alguien que está montado. Se trata de un pensamiento basado en las impresiones sensoriales, no en las palabras.

Las primeras experiencias causan una gran impresión en los animales. El nuevo dueño de un potro salvaje debería hacer todo lo que esté a su alcance para lograr que la primera experiencia del animal con él sea tan buena como sea posible.

Cómo clasificar el manejo

El manejo que se aplica en los corrales del BLM puede tener grandes mejoras con sólo hacer pequeños cambios en los procedimientos. El uso de criterios objetivos de clasificación del manejo permite documentar tanto la mejora como el deterioro de los métodos de trabajo.

La mayoría de los problemas ocurren en los corrales. El BLM tiene métodos realmente muy buenos para recoger los caballos y meterlos en los corrales, pero a veces hay problemas después de juntarlos, mientras se los mueve o se los embarca en los camiones. Los potros deben ser manejados para apartarlos, venderlos en la subasta y ponerles la marca en frío característica del BLM. Para marcarlos en frío, los caballos deben ser sujetados individualmente en una manga de compresión acolchada. Cuando se los lleva tranquilamente a la manga, y se los trabaja en calma, es muy raro que se pongan nerviosos.

Una de las formas más sensibles de medir la calidad del manejo de caballos es contar cuántos animales reculan. Los potros salvajes retroceden si alguien entra en su zona de fuga mientras están metidos en una manga y no pueden escaparse. Se mantienen mucho más tranquilos en una manga si hay otro caballo en ella, a no más de un metro de distancia. Las paredes sólidas, así como un techo sobre la manga, también ayudan a que haya menos animales que reculan. El caballo se siente seguro cuando hay una barrera sólida entre él y las personas.

Hemos estado trabajando en el BLM con Bud Cribley y Stan McKee para desarrollar una clasificación numérica objetiva que sirva para monitorear la forma en que se maneja los potros en los corrales. Hemos puesto a prueba este sistema de puntuación en los establecimientos de Meeker, Colorado y Rock Springs, Wyoming.

Cuadro 1: Puntajes de manejo en Meeker, Colorado

Reculadas completas

0%

0 potros

Reculadas incompletas*

20%

2 potros

Patadas

0%

0 potros

Animales echados en el piso

0%

0 potros

Animales caídos patas para arriba

0%

0 potros

Cabezazos contra la puerta o la pared

0%

0 potros

* Las reculadas incompletas sólo ocurrieron cuando los potros estaban sujetos con cabestro.

El caballo es clasificado en cada variable (por ejemplo, la reculada) por sí o por no. Esto hace que la puntuación sea simple y objetiva: cada animal recula o no recula, y se lo clasifica como “reculó” o “no reculó”. Esto es preferible a contar la cantidad de retrocesos, porque un solo potro muy salvaje podría distorsionar las cifras de todo el grupo. Las investigaciones realizadas en las industrias de la carne vacuna y porcina indican que este sistema de puntaje individual por sí o por no es el modo más simple y preciso de medir el comportamiento, tanto en condiciones de campo como comerciales. Los puntajes deben ser tomados como representativos de todo el grupo, y como medio para evaluar cómo la gente ha manejado a los caballos.

En el establecimiento de Rock Springs, se observó la vacunación y la marca en frío de 40 caballos. En esta primera visita, el manejo fue muy pobre. En la segunda visita, trabajamos junto con el personal para mejorar el manejo. Cuando clasificamos los 33 caballos procesados ese día, los puntajes fueron excelentes (ver Cuadro 2). El sistema de puntuación sirvió para medir la mejora.

Cuadro 2: Comparación de puntajes en Rock Springs, Wyoming

Primera visita, 20 de agosto de 1999 - Puntuaciones de 40 potros

Segunda visita, 22 de septiembre de 1999 - Puntuaciones de 33 potros

Reculadas completas

87%

35 Potros

Reculadas completas

3%

1 Potro

Reculadas incompletas

No fueron registradas

Reculadas incompletas

12%

4 Potros

Patadas

25%

10 Potros

Patadas

0%

0 Potro

Animales echados en el piso

12%

5 Potros

Animales echados en el piso

0%

0 Potro

Animales caídos patas para arriba

5%

2 Potros

Animales caídos patas para arriba

0%

0 Potro

Cabezazos contra la puerta o la pared

10%

4 Potros

Cabezazos contra la puerta o la pared

3%

1 Potro

Velocidad de entrada al corral de encierro

galope

Velocidad de entrada al corral de encierro

trote

El primer paso para mejorar el manejo fue trabajar en los corrales de a pie y lentamente, en lugar de hacerlos pasar de un corral a otro corriéndolos con vaqueros de a caballo. También se tuvo cuidado de llenar el corral de encierro y la manga solamente hasta la mitad de su capacidad. Los operarios permanecieron apartados de la manga para evitar que los potros retrocedieran cuando aquellos penetraban en su zona de fuga.

El conocimiento del comportamiento del caballo puede servir para reducir el estrés de los potros salvajes durante su manejo, y para evitar que sufran experiencias traumáticas y terroríficas que luego interfieran con su entrenamiento futuro. Los puntajes de manejo harán posible comparar el desempeño de los distintos establecimientos del BLM.


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